Fullana nace en 2014 como marca. Comienza la aventura desde la lana, tejiendo multitud de prendas. Inmediatamente después llega la era del turbante, colecciones de turbantes hechos a mano, modelos únicos y personalizados, explorando el mundo de las telas y emprendiendo carrera en el diseño y la confección.
Más tarde, en el año 2017, Fullana comienza a hacer colecciones de ropa, siempre de chica, en una línea transgresiva, siempre atendiendo un concepto y creando toda una forma de expresión.
Fullana hace ropa para vestir en la calle, entendiendo esto como toda una puesta en escena en la que somos lxs protagonistas.
Construyo a través de los tejidos un mundo expresivo y conceptual. A mi manera.
Uso Fullaba como mi alter ego, haciendo de este proyecto toda una declaración de intenciones.
Creo mucho en las emociones y la visceralidad, tanto en la creación como en la expresión.
Lo que más me gusta es eso que tanto imprimo en mis prendas y colecciones, en mi estética, ese juego entre lo más íntimo y la puesta en escena.
Mi forma de resolver esto ha sido experimentar sobre textiles y confección.
Hacer ropas de vestir (y desvestir) que acaban siendo colecciones.
También trabajo mucho en la recuperación y transformación de prendas.
Fullana soy yo, pero hablo en plural porque baso mi propuesta también en la permanente fusión artística. Casi todos mis proyectos conllevan el trabajo en equipo en alguna de sus partes. Creo mucho en la reconceptualización de la competencia, en la colaboración y el trabajo en común. En la
La idea es crear un mundo en el que todas las propuestas artísticas valgan y se desarrollen, donde podamos aprender unos de otros y compartamos nuestrxs artes alimentándonos de ellxs. Apostamos por ello.
Vivimos pajareando en utopías, pero solo transgrediendo esos límites, inventando cada paso, podemos llegar a superar los márgenes impuestos.